Fantasy
7 to 13 years old
2000 to 5000 words
Spanish
Story Content
En un bosque antiguo, donde los árboles contaban historias y las piedras susurraban secretos, vivía una bruja llamada Agripina. Agripina era muy anciana, pero detestaba las arrugas y las canas. ¡Soñaba con volver a tener veinte años!
Un día, decidió preparar una poción de juventud. Con su libro de conjuros abierto, revisó la lista de ingredientes. Tenía sal, tres arañas patonas, moco pegajoso color verde esmeralda, vainilla de Madagascar y… ¡oh, no! Le faltaba el último ingrediente: el corazón de un pollo.
Sin el corazón de pollo, la poción sería demasiado potente, en lugar de quitarle algunas décadas, ¡la transformaría en un bebé! Agripina salió volando en su escoba, dejando su cabaña sola y desprotegida.
Mientras tanto, en un pueblo cercano, un niño huérfano llamado Tomás había escapado del orfanato. Tomás era un muchacho de diez años, curioso y aventurero, aunque a veces un poco despistado. Corriendo por el bosque, se topó con la cabaña de Agripina.
La puerta estaba entreabierta, y desde adentro emanaba un aroma extraño y dulce. Olía a vainilla, pero también tenía un toque… diferente. Tomás, hambriento y con la imaginación a flor de piel, pensó que la poción debía ser una especie de bebida mágica, ¡quizás un jugo exótico!
La poción burbujeaba en un caldero, brillando con luces de colores. Parecía un refresco delicioso. Tomás, sin pensarlo dos veces, sirvió un vaso lleno y lo bebió de un trago. El sabor era extraño, un poco salado, un poco dulce, pero la vainilla lograba disimularlo. Por eso le pareció algo delicioso, ¡un brebaje de los dioses!
Inmediatamente, sintió un cosquilleo en el cuerpo. Sus huesos crujieron, su ropa se hizo enorme y sus pensamientos… ¡sus pensamientos se volvieron borrosos y sencillos! En cuestión de segundos, Tomás se había convertido en un bebé regordete, con ojos grandes y curiosos. Balbuceaba y gateaba por el suelo, sin recordar quién era ni de dónde venía.
Justo en ese momento, Agripina regresó a su cabaña. Entró furiosa, lista para terminar su poción. Pero entonces vio… ¡un bebé! Y junto al caldero, su vaso vacío, lleno del brebaje mágico. ¡La poción había disminuido un poco!
Agripina se dio cuenta al instante de lo que había sucedido. Usando su magia, vio el pasado del bebé. Descubrió que era un niño huérfano que había escapado. También se percató de que la transformación era total: el niño era un bebé, tanto física como mentalmente. Era un moco pegajoso en su zapato. Un problema de proporciones cósmicas.
La bruja sopesó sus opciones. Podría deshacer el hechizo, pero… ¿a quién devolvería a Tomás? Nadie lo buscaría, siendo huérfano. Además, deshacer el hechizo requeriría más magia, y ella ya había gastado bastante energía recolectando los otros ingredientes.
Agripina tuvo una idea, no precisamente altruista. Recordó que necesitaba vello de recién nacido para otra poción, una para fortalecer su poder mágico. No decía en sus libros que funcionaría con vello de alguien que era originalmente mayor, pero podría ser que sí.
Entonces, tomo unas tijeras, se acercó al bebé y… ¡ZAS! Cortó todo su pelo, dejándole la cabeza completamente calva, reluciente como una bola de billar. Recogió el cabello en un frasco y lo etiquetó: "Vello de… ¿experimento?".
Después, Agripina, aún vestida con su bata llena de arañas bordadas, salió de la cabaña con el bebé en brazos. Caminó hasta el pueblo y dejó al pequeño a la puerta de una casa donde vivía una pareja que deseaba tener hijos con todas sus fuerzas, pero no lo había logrado. Les escribió una nota sencilla: "Su nombre es Mateo. Cuídenlo."
Finalmente, de vuelta en su cabaña, Agripina completó su poción. Afortunadamente, el vaso que se bebió el niño no había sido suficiente para estropear su hechizo; aún quedaba suficiente mezcla. Con el corazón de pollo en el caldero, recitó las palabras mágicas. El líquido brilló intensamente, y al beberlo, ¡Agripina volvió a tener veinte años! Su piel era tersa, su cabello brillante y su vanidad… ¡inmensa!
Y así, el pequeño Tomás, ahora Mateo, encontró un hogar lleno de amor, y la bruja Agripina obtuvo su juventud. Quién sabe qué aventuras le esperaban a Mateo en su nueva vida, ni qué planes maquiavélicos se le ocurrirían a Agripina con su renovada juventud… ¡Pero esa, es otra historia!